1.898 – El café con leche

jose_antonio_ayala  No sé bien si lo soñé o lo viví realmente: estaba tan tranquilo tomando un café con leche, cuando, según la expresión popular, se me fue por lo vedado. Me quedé sin respiración. Gruesas lágrimas resbalaban por mis mejillas. El sabor del café por un lado, de la leche por otro, me resultaban odiosos. El agua que conseguía tragar no aminoraba el regusto del café con leche. Pero, sobre todo, el enfisema que me aquejaba desde hacía tiempo me impedía expulsar el aire con fuerza, respirar siquiera un poco. Me asfixiaba. Me asfixié, frustrando así toda una carrera literaria que se me presentaba prometedora. Y todo por el maldito café con leche que ni me apetecía.

Jose Antonio Ayala
Chispas. Editora Regional. Murcia.2005