1.905 – Poo de Llanes *

alejandra-diazortiz23  No, no pensaba en él.
Le pareció algo impúdico pero, perdida en aquella playa donde cualquier sentido se extraviaba, en lo único que podía pensar era en las manos de Francisco, el cocinero que tanto placer le daba hasta tres veces al día.
Por el aroma sabía que en ese momento estaba en la cocina del pequeño hotel Rocamar, lavando las fabes que la noche anterior había dejado remojando en agua fría. Casi alcanzó a oír el ruido de las legumbres al caer dentro de la tartera en las que serían cocidas con otro tanto de agua, ajo, cebolla picada, azafrán tostado y un generoso chorro de aceite de oliva.
No, no pensaba en él.
Pensaba en las almejas bien frescas, que tras un hervorín serían, junto con un sofrito de ajo, cebolla y pimentón, esmengadas con las fabes. Mientras tanto, la espera la mojaba con el vino que, amable, le acercaba Patricio, el hombre de la sonrisa franca.
A lo lejos, entre el mar y la saudade, atisbaba a Eva y Ana pintando las mesas de azul. Aquello le anunciaba el momento de la entrega. Su estómago dio un respingo.
Entonces sí, pensó en él.
Lamentó su prematura huida. De haber detenido el mar un poco más, se habría quedado, como ella -y con ella-, embrujado, tras relamerse las heridas con ese mágico manjar convertido en fabes con almejas…

Alejandra Díaz-Ortiz

* Al placer de Carlos…