Caracol

Raul_brascaSe puso el caracol en el oído y oyó el ruido del mar mientras la tarde espléndida se oscurecía y el aire diáfano se volvía agua. Cuando vio pasar un pez frente a sus ojos pensó que se ahogaría y, rápidamente, separó el caracol de su oreja. La luz volvió y el agua se hizo aire transparente. Aliviado, respiró hondo y se pasó la lengua por los labios húmedos que aún conservaban restos de sal.
 
Raúl Brasca
 
 
 

Cuadrilla

carlos-drummond2Joáo amaba a Teresa que amaba a Raimundo que amaba a María que amaba a Joaquín que amaba a Lilí que no amaba a nadie.
Joáo se fue a Estados Unidos, Teresa al convento,
Raimundo murió en un accidente, María se quedó solterona, Joaquín se suicidó y Lilí se casó con J. Pinto Fernández, que no había entrado en esta historia.
 
Carlos Drummond de Andrade

El respeto de los géneros

ana maria shuaUn hombre despierta junto a una mujer a la que no reconoce. En una historia policial esta situación podría ser efecto del alcohol, de la droga o de un golpe en la cabeza. En un cuento de ciencia ficción el hombre comprendería eventualmente que se encuentra en un universo paralelo. En una novela existencialista el no reconocimiento podría deberse, simplemente, a una sensación de extrañamiento, de absurdo. En un texto experimental el misterio quedaría sin desentrañar y la situación sería resuelta por una pirueta del lenguaje. Los editores son cada vez más exigentes y el hombre sabe, con cierta desesperación, que si no logra ubicarse rápidamente en un género corre el riesgo de permanecer dolorosa, perpetuamente inédito.

Ana María Shua

Una taza

alix rosales facioComo siempre, entraste en la cafetería y ordenaste el café mañanero. Yo te vestí con mis pupilas desde mi mesa, pero tu no volviste la mirada. Bebías con inmenso placer cada sorbo hasta que apoyaste la taza, dejaste el dinero y te fuiste. Salté de mi silla y cogí la taza — luego de una disputa con el camarero que pensaba que iba a robar el dinero— y salí corriendo.
Tu no me dedicas ni siquiera una mirada. Ya no importa, conservo la taza robada, y cuando llego a casa por las noches, antes de ir a dormir, la sumerjo en el agua para tener todos tus besos flotando, ¡para mi no más!

Alix Rosales-Facio

Los silenciosos

Massimo_BontempelliÉranse una vez, en un café, dos amantes que ya no tenían nada que decirse. Su aspecto, de aflicción más que de otra cosa. Esta aflicción era en el hombre enteramente externa, en la mujer enteramente interna. En la mujer tienen que hacerse internas todas las exterioridades. La aflicción de aquella mujer produjo en ella un resentimiento complejo que estalló en estas palabras:
-Ya podías decirme algo, siquiera por la gente.
En vano buscó el hombre, desesperadamente, un argumento. La mujer no podía o no quería sugerírselo.
Pero como ambos, aunque amantes, eran dos personas de espíritu, llegaron prontamente a un acuerdo: se pusieron a contar en voz baja. El hombre comenzó acercándose a ella, con expresión misteriosa:
-Uno, dos, tres…
La mujer replicó adusta:
-Cuatro, cinco, seis, siete.
El hombre, al oír aquellas palabras, se dulcificó y murmuró con patetismo:
-Ocho, nueve, diez.
No se convenció la mujer, por lo visto, y le fulminó una descarga:
-Once, doce, trece…
Y así continuaron hasta que se hizo de noche…
 
Massimo Bontempelli

La viuda virtuosa

ambrose bierce 3A una viuda que lloraba en la tumba de su marido se acercó un atractivo Caballero, el cual le aseguró, respetuosamente, que hacía largo tiempo que albergaba por ella los más tiernos sentimientos.  
  -¡Sinvergüenza! -exclamó la viuda-. ¡Márchese ahora mismo! ¿Le parece el momento de hablarme de amor?
    -Le aseguro, señora, que no era mi intención desvelarle mi afecto -se excusó humildemente el Atractivo Caballero-, pero la fuerza de su belleza ha vencido mi discreción.
    -Debería verme cuando no estoy llorando –dijo la viuda.

Ambrose Bierce

Dos formas de entender la rutina

federico fuertes guzmanLa primera es visitar los domingos a la familia y comer el arroz con conejo que hace la mama.
La segunda es romper con todo y marcharse a recorrer el mundo con una mochila al hombro. Un domingo, uno se sienta sobre una gran piedra de un valle de las estepas de Mongolia para comerse un pedazo de pan negro con queso agriado y añora con toda el alma el arroz con conejo que, en ese momento, podía estar comiéndose en casa de la familia.
 
Federico Fuertes Guzmán

Ese chico tiene problemas en casa

ildiko nassr2Esta mañana, en clase, un alumno se transformó en perro. Siempre me pierdo la acción en mi afán de copiarles la teoría en la pizarra.
Después de la confusión, les pregunté a sus compañeros, disimulando mi curiosidad. Ninguno supo precisar el momento exacto en que ocurrió la transformación. No fue paulatina, sino sorpresiva.
Los adolescentes, en general, no dejan de sorprenderme. Sin embargo, en todos estos años de docencia, jamás había estado tan cerca del alumno-perro. Se transformó descaradamente en mi clase y me lo perdí.
No un cancerbero, ni siquiera un perro negro. Un perro lanudo, común, despeinado, que no llamaría la atención si no supiera que es López, el del tercer banco a la izquierda. No recuerdo su nombre de pila. Sólo su pelo desteñido y despeinado, como si nunca se lo hubiera lavado o peinado. Un chico común, con mirada perdida, como drogado. Un perro común, con mirada de perro, como hambriento.
Hablé con la psicóloga del colegio y me dijo:
-No puedo creer hasta qué extremos está dispuesta a llegar la gente para llamar la atención. Ese chico tiene problemas en su casa.
Vaya si los tiene, pensé.
-Su padre los abandonó cuando él nació, porque era diferente a lo que esperaba. No sé qué quería este tipo, si lo vieras. Creo que se parece al chico, cuando se transforma. Una cara de perro impresionante.
Después de la transformación, el perro escapó del aula y sus compañeros tuvieron que buscarlo. Hasta que volvieron mi hora había terminado.
Definitivamente, siempre me pierdo la acción.
 
Ildiko Nassr

Tempus Fugit

viniloAparte de muchas virtudes, la tecnología encierra la vocación perversa de hacernos sentir cada vez más viejos. Muestra de ello es cómo a diario, al tiempo que se intenta saciar la voracidad acaparadora de los coleccionistas de música, la perfección metalizada del CD, la enorme capacidad de almacenamiento del DVD y los misterios condensados e insondables del MP3 nos ponen despiadadamente de manifiesto la vertiginosa certidumbre de haber nacido vinilo tempore.

Juan Ramón Santos