Su aparición en el centro de la carpa sobrecoge al público: se rumorea que le cortó los cojones al padre, que se comió a sus propios hijos, que se oculta bajo un nombre falso. El gigante, impertérrito, lanza al aire y recoge más de treinta bolas mientras, con las caderas, hace girar tres aros. Los espectadores aplauden. Olvidan que están siendo devorados.
Categoría: Elisa de Armas
2.394 – Magia al ralentí
Cuando lo conocí era apuesto como un príncipe, pero en seguida empezó a redondeársele el vientre. Más tarde, mientras encogía poco a poco, los ojos se volvieron saltones, el cuello fue desapareciendo y un buche enorme creció bajo su mandíbula. De un tiempo a esta parte se le ha cubierto la piel de verrugas. Lo peor es la sospecha de que soy yo quien tiene la culpa, por no haber dejado de besarlo en los últimos treinta y cinco años.
Elisa de Armas
2.369 – Huéspedes
Ella no tiene maña para recogerse el pelo. Luce una melena pelirroja y agreste que me sirve de nido. A mí, a su profesor de yoga y a un ingeniero en paro. Los tres condenados a entendernos. Cada vez que disputamos por el territorio, se cepilla con furia y salimos despedidos. No te imaginas lo difícil que es volver a conquistarla. Además, nos lo tiene advertido: si seguimos dándole quebraderos de cabeza, se hace un corte a lo garzón.
Elisa de Armas
2.351 – Nueva vecina
Desde que llegó al barrio, tan linda, con aquellos ojos soñadores, me agazapaba cada noche entre la basura y, a través de una rendijita, la miraba pasar. Con la primera luna llena la oí aullar, al tiempo que su piel se cubría de pelo áspero y desordenado, como el mío. Entonces sí. Salté desde el fondo del cubo y nos comimos a besos.
Elisa de Armas
2.343 – La bella
2.325 – Garimpeiro
Gustaba el pastor de alabar las gracias de su joven esposa, entre las que destacaba una rubia y abundante cabellera.
—No hay diosa en el Olimpo cuyos rizos puedan compararse a los tuyos— alardeó un día mientras se bañaban juntos en el río.
Enfurecida al oírlo, la dorada Afrodita convirtió en oro macizo la melena y la muchacha fue arrastrada a lo más profundo del lecho.
Desde entonces su amado cierne las aguas en su busca y, en su afán, no atrapa más que rayos de sol, que escapan a través de la malla.
Elisa de Armas
http://pativanesca.blogspot.com/2015/06/garimpeiro.html
2.181 – Correspondencia
Desde que él salió al mar y no volvió, ella le escribe en la arena: “Te quiero, Antón”. Luego, contempla cómo las olas borran sus palabras. Al bajar la marea, vuelve a la playa presurosa y encuentra la respuesta, escrita con la letra torpe del marido: “Yo también, Carmiña”.
Elisa de Armas
http://www.ociozero.com/foro/21815/sortija-del-ii-concurso-de-microjustas-literarias?page=7
1.689 – La unión hace la fuerza
Lo enrollamos despacito, como hace mamá con la alfombra del salón, lo cargamos a hombros entre todos y lo tiramos al río. Fue un robo sonado. Después tuvimos cinco meses de vacaciones: el tiempo que tardaron los mayores en construir de nuevo el camino hasta la escuela.
Elisa de Armas
http://www.revistaparaleer.com/premiosms2011/mas_votados/19/15