El éxito de sus palabras hizo fracasar su misión. La profecía fue escuchada y reconocida. Los hombres cambiaron su conducta impía y se evitó el fuego y el azufre, se evitó el horror, no sucedió la lluvia de muerte.
Así, por falta de plaga o cataclismo, jamás logró acceder al rango de profeta ni pudo el Más Alto mostrarse en todo su poder. Sólo se envían desde entonces profetas monótonos o tartamudos, débiles en el arte de la oratoria; es importante, sobre todo, que carezcan de carisma personal.
Ana María Shua
Por favor sea breve. Ed. Páginas de espuma, 2001
Buenísima y fina ironia del mundo y la profesión de un profeta. Humor cínico. Gracias por compartir.
¿Aarón? ¿Habla de Aarón? ¿De quién si no? ¿O es que tartamudeaba el sujeto parlante para sordos recalcitrantes? No entiendo nada. Eso de hablar en parábola… En fin, dile a la nena que dé nombres y apellidos. Si no, más humo sobre nuestras cabezas. ¿Se refiere a Aarón o no? Ya me voy a dormir junto a una pelirroja (los martes tocan rubias y los domingos morenas) con la duda en mi cerebro de primate. ¿He acertado la adivinanza o no? ¿Me hará falta la pastilla? Hasta luego, Hamlet.