Estaba hasta los átonos de sus tildes.
¿Cómo fue que su íntimo mundo de mutua admiración se transformó en aquel desolado universo de eterna interrogación? Mientras reflexionaba buscando alguna respuesta, meneaba la cabeza de un lado a otro, tratando de evitar la amenaza de su desquiciante dedo índice, erguido frente a sus ojos.
¡Para ya tus pies de página!, quiso gritarle. En cambio, bajó la voz, la cabeza y la razón. Suavemente suplicó:
— Por favor, no me hables con mayúsculas…
2 comentarios en «1.652 – Índice»
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Y yo sin dar las gracias…. 🙂
…estás cumplía,
No me tienes que dar ná… 🙂
¿Que tal? Vi que andabas por tu tierra… y ya veo que estás de vuelta.
Bienvenida.
Besos