Para que no se enteren de que me he marchado he pedido al pastor manco que ocupe mi lugar. Nadie se dará cuenta hasta enero. Había pensado robar uno de los camellos, pero los muy imbéciles no se mueven, como si fueran de porcelana, así que me he ido caminando. Mientras atravieso calles sorteando un sinfin de zapatos, enormes, me doy cuenta de que el agua en realidad se mueve, y moja. Por fin veo el escaparate repleto de pequeñas bombillitas en el que estás. Apenas consigo llegar hasta ti comprendo que nuestro amor es imposible. Estamos hechos a escalas diferentes. Ni subido a una escalera conseguiría besarte.
2 comentarios en «1.023 – Fuga navideña»
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Muchas gracias por seleccionar mi cuento, Carlos. Me suscribo a tu página.
Un saludo
Gracias a ti, Javier.
Saludos
Carlos