2.393 – El cazador de leyendas urbanas

manuel espada  -En uno de los hielos de mi bourbon ha aparecido el cadáver criogenizado de Walt Disney. Haga el favor de venir a por él, si es tan amable -me pidió horrorizado mi último cliente. Con el mono de trabajo y la mascarilla nadie me reconocía, pero no era dificil localizarme. Aparecía en,las páginas amarillas, por la letra «C». «Cazador de leyendas urbanas.» Las llamadas no siempre son fiables. En ocasiones se trata de falsas alarmas. Esta vez el cliente estaba en lo cierto. Allí estaba el viejo Walt desnudo, con el bigotillo y las manos pegadas a las paredes del cubito. Al llegar a casa lo metí en el congelador, junto al abominable hombre de las nieves y un par de caimanes albinos de las alcantarillas de Nueva York que nos servirían de cena esa noche a mi esposa y a mí. Conocí a mi mujer por la llamada de un conductor de Wyoming que se la encontró en una carretera comarcal. Desde que me casé con la chica de la curva mi vida es más tranquila. Nos fuimos a vivir a una islita desierta en medio del triángulo de las Bermudas. Al principio solo teníamos la compañía de varias de esas ratas con las que cocinan las hamburguesas en el McDonald’s, pero hemos adoptado otra mascota, el perrito de aquella niña que iba a dar una sorpresa a Ricky Martin en televisión. Como solo se alimenta con foie gras, nocilla y mermelada, se ha puesto orondo. Quizá por eso lo hemos llamado como a mi hermano gemelo: Elvis. Él vive en la isla de al lado con uno de los extraterrestres que se estrellaron en Roswell en 1947, pero no nos hablamos. Así somos los Presley. Cosas de familia.

Manu Espada
Personajes secundarios. Ed. Menoscuarto, 2015

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