No soy un ingenuo. Las mariposas cuyos aleteos produjeron los terribles terremotos de Haití, Chile y abrieron las fauces del volcán de Islandia están muertas hace ya mucho tiempo. Para provocar semejantes catástrofes, la distancia espacio-temporal que ha de haber entre aleteo y consecuencia es de decenas, tal vez cientos de años. Solo este paréntesis convertirá la posibilidad en espantosa realidad.
Sin embargo, pese a lo que podáis pensar de mí, no renuncio a encontrar a la maldita mariposa que, con su aleteo culpable, sacó a Sonia de mi vida.
Jesús Esnaola
Mar de Pirañas. Edición de Fernando Valls.Menoscuarto ediciones.2012