3.102 – Cronología

Ruben Abella  A las dos de la mañana Isabel llegó a casa. A las dos y un minuto su padre la interceptó en el pasillo y le echó la reprimenda de siempre, rematada esta vez con un comentario inédito: «Y si no te gusta, ahí tienes la puerta». A las dos y trece Isabel cogió la puerta y se fue. A las dos y veintiocho entró en la estación de Chamartín, consultó una pantalla y se enteró de que el próximo tren no salía hasta las seis. A las tres menos veinticinco se acurrucó en un banco y trató de dormir. A las cinco y media abrieron la ventanilla: Isabel se acercó a comprar el billete, pero al ir a pagar se dio cuenta de que no llevaba dinero encima. A las seis menos cinco se subió al tren de todos modos. A las siete menos diez el revisor la obligó a bajarse en Villalba. A las siete prosiguió su huida a pie. A las ocho y cuarto las rozaduras de los zapatos la hicieron detenerse a la entrada de Galapagar. A las ocho y diecinueve un hombre se acercó a ella, la miró de arriba abajo y le preguntó cuánto cobraba por un ratito de amor. A las ocho y media Isabel entró en una cabina telefónica, llamó a casa a cobro revertido y, rompiendo a llorar, suplicó a su padre que viniera a recogerla.

Rubén Abella