1.652 – Índice

alejandra-diazortiz23 Estaba hasta los átonos de sus tildes.
¿Cómo fue que su íntimo mundo de mutua admiración se transformó en aquel desolado universo de eterna interrogación? Mientras reflexionaba buscando alguna respuesta, meneaba la cabeza de un lado a otro, tratando de evitar la amenaza de su desquiciante dedo índice, erguido frente a sus ojos.
¡Para ya tus pies de página!, quiso gritarle. En cambio, bajó la voz, la cabeza y la razón. Suavemente suplicó:
— Por favor, no me hables con mayúsculas…

Alejandra Díaz-Ortiz

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1.585 – Pizca de sal

alejandra diaz ortiz5 A ver, señora jueza, usted me va a entender… ¿Sabe su señoría el tiempo que se lleva una en la cocina para hacer unos buenos pimientos rellenos?… Para empezar, hay que ir al mercado a escoger los más rojos y hermosos. Hay quien los prefiere verdes, pero a mí me gustan rojos, que salen más dulces… Luego hay que asarlos, con cuidado para que no se cuezan. Quitarles la piel y desvenarlos. En eso ya se fue media mañana.
Hay que conservarlos en un paño húmedo mientras se prepara el relleno. Así que se pone un kilo de carne picada en una cazuela, con su chorro de aceite, cebolla picada, dos ajos enteros, tomate picado, patata en cuadraditos, zanahoria muy pequeñita, un puñado de pasas, tres rodajas de piña en almíbar en trocitos, perejil, apio y un par de chiles o guindillas enteras, sólo para dar gusto.
Esto, señoría, se lleva su hora larga de preparación, y otra más al fuego.
Luego viene la salsa. Porque, claro, una nos los sirve así, sin gracia. Se hace a base de nata espesa y queso curado, con un chorrito de vino blanco y un suspiro de pimienta blanca. Al final, cuando se quita del fuego, hay que agregar las nueces picadas.
Entre rellenar los pimientos, meterlos al horno diez minutos, disponerlos en la fuente para llevar a la mesa, bañarlos con la salsa muy caliente y adornarlos con granos de roja granada, llegó la hora de sentarse a comer, sin un respiro.
Y todo, ¿para qué?… Para que venga el zoquete de mi marido y diga: «A esto le falta una pizca de sal…».
¿Acaso usted no le habría reventado la cabeza con el plato de pimientos?… ¡Vamos!… ¡Y tan a gusto que se queda una!…

Alejandra Díaz-Ortiz
Pizca de Sal.Trama Editorial 2012

1.547 – Intuición

alejandra diaz ortiz2 En la cocina, como en el amor, la ortodoxia no sirve para nada.
Un buen cocinero, igual que un buen amante, intuye el momento preciso en que se deben ligar los ingredientes.
Cocinero que no sepa cuánto y cuándo se debe agregar el pimentón al pulpo á feira servido con cachelos cocidos al punto, o que se muestre avaro con el chorro de aceite de oliva y una generosa porción de sal en grano, es seguro que consiga un plato muy amargo.
Lo mismo que se obtendría de un mal amante.

Alejandra Díaz-Ortiz
Pizca de Sal.Trama Editorial 2012

1.536 – Burbuja inmobiliaria

alejandra d o Para empezar, un dúplex fue su mayor ilusión. La pasión arriba y la cocina abajo.
Tres años más tarde, fue suficiente con una sola planta.
Al colmarse el salón de juegos infantiles, se adosaron a un chalet.
Cumplido el ciclo, los hijos desplegaron las alas. Desde entonces les basta con dormir en soledades separadas.

Alejandra Díaz-Ortiz
Pizca de Sal.Trama Editorial 2012

1.430 – Al punto

IMG_0893 Mientras el señor de la mesa cuatro elige su menú, ignora que en la cocina Everardo acaba de matar a Roco, el gerente en turno, sospechoso de ser el objeto de los excesos clandestinos de Lupita, la camarera. Por las noches, su mujer.
El cliente de la tal mesa se decide por una ensalada y un lomo al punto, tras un breve intercambio de sugerencias con la mujer que le acompaña:? ¡Pero, María! ¿Cómo es que piensas pedir pescado? Date cuenta que estamos en la parrilla de las mejores carnes de la ciudad. No sé cómo o qué les echarán, pero ya me gustaría a mí saber su secreto, porque mejores no he comido…
Él ignora que Lupita, la recién ascendida al cargo de «gerente emergente en funciones», está ordenando, en ese momento, que metan a Roco a la cámara frigorífica. Que limpien la sangre del suelo y que atiendan la última comanda. La de la mesa cuatro.
Everardo, el pinche convertido en inesperado cocinero en jefe, apenas y se atreve a mostrar a su nueva jefa la hoja de existencias. Con la cabeza gacha, extiende una temblorosa mano que sostiene el papel en el que, precisamente, se indica que lomo de buey es lo que no hay. Lupita, impasible, deja caer su mano sobre la tabla de picar, justo sobre el arma del delito.
¡Supremo!, declara el cliente, satisfecho al ver su kilo de carne en el centro de la mesa. Al tiempo que se deleita con una buena tajada, insiste a su compañera de mesa:
— ¿Lo ves, hermosa?… Mira si la carne es fresca en este lugar… Fíjate en las manchas de sangre que lleva la chica en el delantal… ¡Hasta parece que acaban de matar al buey!…

Alejandra Díaz Ortiz
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1.421 – Mary tenía un corderito

alejandra d o2 Supo que lo suyo estaba sentenciado cuando él se fue a dormir al cuarto de invitados.
No le hacían falta las palabras, pero él insistió en justificar su decisión: «Es que tengo que descansar. Vienen días muy duros…»
Mientras trataba de conciliar al sueño con su desasosiego, a modo de ovejas, contó cada una de las noches de los últimos años.
Noches en las que se había acostado a su lado en esa misma cama, ahora medio llena, mientras hacía esfuerzos imposibles por mantenerse en vela, hasta conseguir un insomnio crónico.
Todas esas noches en las que él se apretaba fuerte contra su cuerpo, dejándole caer el brazo sobre la cintura, al tiempo que le musitaba al oído:
— Róncame más, mi amor…
Y ella, afinando el resoplo hasta el amanecer, sin atreverse a dormir, temiendo no roncar lo suficiente…

Alejandra Díaz Ortiz

 

http://alejandradiazortiz.wordpress.com/2012/10/20/mary-tenia-un-corderito/

1.394 – Imagine

Imagine all the people. . .
(John Lennon)

 -¿Qué hay de comer? -Moros con cristianos -¿Otra vez, mujer? -Otra vez, hombre. -¿Te burlas?
-¿Yo? ¿Qué tiene de malo el arroz con frijoles? -¡Que los pones todos los días!… ¿Acaso no tienes imaginación?
-Pues sí, marido, sí la tengo… Cada día imagino que entrarás por esa puerta y me darás un beso y me dirás que estoy muy guapa y que me quieres como el primer día…
-¡Tú estás enloqueciendo! ¿Por qué crees que estoy contigo desde hace veinte años? -¿Porque sí?
-Y porque no, también… Me aburres con tus cosas…
-Pues eso, ya sabes por qué hay moros con cristianos… Para que no dejemos de aburrirnos.

Alejandra Díaz-Ortiz
Pizca de Sal.Trama Editorial 2012

1.349 – Benicio lo vio todo

 Es imposible que finjas que nada de esto pasó. No mientas al decir que mis sueños no estuvieron en los tuyos. ¿No ves que aún no se ha calmado el temblor de las manos desmenuzando los besos? Aquí tengo las huellas de tus dedos marcadas en la piel.
No, no te creo que hayas olvidado mi lengua enredada en la tuya. Tu boca no puede haber disuelto mi sabor. Ni tus recuerdos el aroma que emanaron nuestros cuerpos.
Imposible olvidar tu espalda desnuda apoyada en la pared cubriendo aquella foto que tanto me gustaba, mientras musitabas: «Mmm… para… para… d… el Toro lo está viendo todo…».

Alejandra Díaz-Ortiz
Pizca de Sal.Trama Editorial 2012

1.327 – Depurativa

De los remedios de la abuela
En la licuadora, unos trozos de piña fresca, una rama de apio y un vaso de zumo de naranja para limpiar los intestinos.
En la trituradora: la foto de boda, el montón de promesas fallidas y un manojo de recuerdos. Ideal para resucitar el alma.

Alejandra Díaz-Ortiz
Pizca de Sal.Trama Editorial 2012