En la cocina, como en el amor, la ortodoxia no sirve para nada.
Un buen cocinero, igual que un buen amante, intuye el momento preciso en que se deben ligar los ingredientes.
Cocinero que no sepa cuánto y cuándo se debe agregar el pimentón al pulpo á feira servido con cachelos cocidos al punto, o que se muestre avaro con el chorro de aceite de oliva y una generosa porción de sal en grano, es seguro que consiga un plato muy amargo.
Lo mismo que se obtendría de un mal amante.
3 comentarios en «1.547 – Intuición»
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Me encanta verme por aquí…
Aunque, he de confesar que el otro día, unos amigos gallegos me rectificaron lo de los cachelos… Según ellos, originalmente no formaban parte de la receta. Se agregaron a modo de relleno, para que el pulpo alcanzara para todos… ¿Será?
Gracias!
¡Gracias por traernos hasta aquí las pizcas de sal de Alejandra, Carlos! Da gusto releerlas así, sueltas.
Y creo que sí, Alejandra; que lo de los cachelos es para aligerar la miseria. En cualquier caso, es uno de los mejores apaños de la edad moderna.
Un abrazo a ambos.
De hecho, yo conozco algún gallego que, al pulpo con patatas, lo llama ‘pulpo a la madrileña’.
En serio….