La duda

jose_antonio_ayala -¿Lo dejamos? -preguntó ella.
-¿Por qué? -inquirió él.
-No sé, parece que a ti no te hace ilusión la cosa.
-Bueno, la verdad es que me hacía más ilusión en otra época en la que tenía mas ganas de todo.
-Realmente tú nunca has tenido muchas ganas, lo que pasa es que yo te insistía, te insistía, y al final…
-No sé; yo no niego que fuera así. Los tiempos cambian y no son las mismas las necesidades de joven que de mayor.
-¿Sabes lo que en el fondo pasa? Que siempre lo mismo cansa.
-Tienes razón, aunque sea gloria bendita.
-Por eso mismo. Aunque nos guste mucho el jamón, un jamón entero para dos que somos parece demasiado.
-Lo dejamos entonces si te parece. Lo mismo si tardamos mucho en comerlo se reseca y tenemos que tirarlo.
-De acuerdo, compramos sólo cien gramos.

José Antonio Ayala

¡Abrió los ojos!

juan ramon jimenez Abrió los ojos. (Había estado tirado en su butaca toda la mañana fea, durmiendo su largo, desesperado hastío.)
Las cuatro paredes de su cuarto estaban oscuras de tanto deslumbre. Una ventanita cuadrada cortaba el cuadro resplandeciente. Un cielo azul limpio, casas radiantes de sol y sombra, una plaza llena de jentes gritando y corriendo.
«Ésa es la vida, sal», le dijeron seres oscuros por dentro de su sangre.
Y se tiró por la ventana.

Juan Ramón Jiménez

La tejedora

david_lagmanovich_jmv Teje incansablemente. De día teje, de noche espera. Cada día vuelve a tejer: obsesión o, como ahora se dice, terapia. No desteje tanto como lo afirma la tradición, aunque a veces lo hace y restituye con un nuevo tejido el hueco producido en la tela. Eso sí: resiste las tentaciones, y hasta las amenazas, de los que quieren alejarla del rincón en que la vida la ha colocado. Quiere seguir ahí, tejiendo y esperando: su vida gira alrededor de tejer su tela. No se ha enterado de que el estudiante en cuyo cuarto vive la ha bautizado Penélope. Tampoco sabe qué significa ser una araña.

David Lagmanovich

Una lágrima

Luisa-Valenzuela A lo largo de los años cada tanto aparece en mi Outlook el mensaje de un misterioso admirador proponiendo encontrarnos tal día a tal hora en tal café a tomar un café. Me alegro y de inmediato acepto. Pero el siempre cancela en el último momento. A pesar de lo reiterado del juego, mientras la invitación titila, yo me pregunto, ilusionada: ¿será tórrido, fuerte, negro, dulce, con buena y espumante leche, estará cortado? Me refiero al café, naturalmente.

Luisa Valenzuela

Grafología- O tambien como la falsificación cambia el futuro

pilar galan6 La madre es joven y guapa. Viene con las mejillas pintadas y los ojos barnizados como una puerta. Hoy es día de mercadillo.
Hoy no es día de recibir a los padres, pero el joven profesor no se atreve a decir que no. La madre tiene la boca roja, esas bocas que parecen hechas para chillar en cuanto se les lleva la contraria.
La recibe en el despacho. Se pregunta con cansancio qué hace aquí esta madre si al hijo le han quedado todas. Si ya le han dicho que no puede quedarse en el instituto, que no puede repetir más.
Espera. La mujer le tiende con mirada desafiante el boletín de notas. El sigue sin entender. La mujer da un bufido, como si hablara con hijo muy torpe. Está tan indignada que la rabia rebosa las costuras de su vestido de flores.
-Me gustaría saber por qué mi hijo aprueba todas menos la suya.
El joven profesor vuelve a mirar las notas, esta vez con más cuidado. En efecto. Todas aparecen aprobadas, incluso con nota. Salvo la suya. Quizá para disimular. No lo sabe. La falsificación es perfecta. La letra no se parece en nada a la del alumno. Es idéntica a la del tutor, es más, si no conociera al alumno como le conoce, juraría que sí que es verdad que ha aprobado todas.
Se toma un tiempo antes de hablar. La madre le mira con su boca roja a punto de lanzar improperios. El imagina cómo será la vida del hijo. Qué hará si no aprueba; qué le dirá o hará esta madre; a qué le condena su sinceridad. Con la clarividencia que dan unos pocos meses en la enseñanza, vislumbra unos días de violencia, gritos, trabajo de sol a sol, largas madrugadas sin sentido.
Vuelve a mirar las notas. Este chico tiene futuro, piensa, no el que nos gustaría a sus padres y a mí, pero lo tiene.
Se las tiende a la madre. Ha habido un error, disculpe. Mañana mismo llegarán a su casa las notas corregidas. No sé cómo he podido equivocarme.
No de otra manera se escribe la biografía de los grandes genios.

Pilar Galán

La naparanoia

luis britto g Los pacientes atacados de naparanoia sienten la extraña sensación de que nadie los persigue, ni está tratando de hacerles daño. Esta situación se agrava a medida que creen percibir que nadie habla de ellos a sus espaldas, ni tiene intenciones ocultas. El paciente de naparanoia finalmente advierte que nadie se ocupa de él en lo más mínimo, momento en el cual no se vuelve a saber más nunca del paciente, porque ni siquiera puede lograr que su siquiatra le preste atención.

Luis Britto García

Tentativas

DAVID LAGMANOVICH Intentó ser un conquistador imbatible, pero las mujeres se le reían en la cara. Entonces trató de hacer fortuna en la Bolsa, y vio esfumarse las últimas propiedades de la familia. Sucesivos deportes sólo le acarrearon derrotas humillantes. Recordó entonces que en la escuela escribía muy bien, con letra afilada y erguida, sobre cuadernos cuadriculados de blancura incandescente, y en una súbita iluminación descubrió su vocación: escritor. Después de todo, en la escuela de su pueblo le habían enseñado a leer y escribir.

David Lagmanovich