Grafología- O tambien como la falsificación cambia el futuro

pilar galan6 La madre es joven y guapa. Viene con las mejillas pintadas y los ojos barnizados como una puerta. Hoy es día de mercadillo.
Hoy no es día de recibir a los padres, pero el joven profesor no se atreve a decir que no. La madre tiene la boca roja, esas bocas que parecen hechas para chillar en cuanto se les lleva la contraria.
La recibe en el despacho. Se pregunta con cansancio qué hace aquí esta madre si al hijo le han quedado todas. Si ya le han dicho que no puede quedarse en el instituto, que no puede repetir más.
Espera. La mujer le tiende con mirada desafiante el boletín de notas. El sigue sin entender. La mujer da un bufido, como si hablara con hijo muy torpe. Está tan indignada que la rabia rebosa las costuras de su vestido de flores.
-Me gustaría saber por qué mi hijo aprueba todas menos la suya.
El joven profesor vuelve a mirar las notas, esta vez con más cuidado. En efecto. Todas aparecen aprobadas, incluso con nota. Salvo la suya. Quizá para disimular. No lo sabe. La falsificación es perfecta. La letra no se parece en nada a la del alumno. Es idéntica a la del tutor, es más, si no conociera al alumno como le conoce, juraría que sí que es verdad que ha aprobado todas.
Se toma un tiempo antes de hablar. La madre le mira con su boca roja a punto de lanzar improperios. El imagina cómo será la vida del hijo. Qué hará si no aprueba; qué le dirá o hará esta madre; a qué le condena su sinceridad. Con la clarividencia que dan unos pocos meses en la enseñanza, vislumbra unos días de violencia, gritos, trabajo de sol a sol, largas madrugadas sin sentido.
Vuelve a mirar las notas. Este chico tiene futuro, piensa, no el que nos gustaría a sus padres y a mí, pero lo tiene.
Se las tiende a la madre. Ha habido un error, disculpe. Mañana mismo llegarán a su casa las notas corregidas. No sé cómo he podido equivocarme.
No de otra manera se escribe la biografía de los grandes genios.

Pilar Galán

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