1.318 – Postales que nunca fueron enviadas

 Mi abuela murió con el deseo de visitar aquellos lugares que la vieron crecer. Nos enteramos después de su muerte, cuando desocupamos su casa para venderla. En el cajón de su mesita de luz, un montón de fotos y postales que nunca fueron enviadas, escritas y con destinatarios; amarillas, despintadas, sin fecha. Todas recrean su lugar de infancia, Miskolc. Su patria, sin embargo -ella se cansó de repetirlo-, siempre fue ésta, donde nacieron sus hijos, sus nietas y la pena por el regreso.

Ildiko Valeria Nassr
El límite de la palabra. Menoscuarto ediciones – 2007

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