1.275 – Tránsitos

 Se murió sin más, ni temeroso ni esperanzado. Y como en un sueño abrió los ojos y estaba en su cama. La habitación con el mismo aspecto de siempre, quizá un poco deslucidos los colores. Se levantó y en el salón no había nadie, atisbó por la ventana y vio gente en la calle. Salió y descubrió que muchas de esas personas eran desconocidos, tan solo el dueño del quiosco de prensa, que había muerto unas semanas antes, le hizo un gesto de reconocimiento. Se dieron un abrazo, hermanados de repente por la situación, y se contaron sus penas. Los dos andaban buscando en este lado a los familiares fallecidos hace tiempo, pero no daban con ellos. Decidieron adaptarse a la nueva circunstancia, que no era tan distinta de la anterior: se trabajaba, se comía, se dormía y hasta podía uno llegar a enamorarse. Conoció a una mujer solitaria y la invitó a instalarse en su casa.
Y fue pasando el tiempo y una semana se notó diferente: un poco más descolorido de lo normal. Hasta que una noche murió otra vez, aunque en realidad se sintió como un gusano mudando de piel.
Abrió los ojos: todo seguía igual, salvo por esa nueva condición traslúcida. Se asomó a la ventana y alcanzó a ver la silueta de su tío Luis, que había muerto tres años atrás, girando en la esquina. Saltó y se dejó llevar por una ráfaga de viento. Su tío era más transparente que él; una fina línea con un abultamiento en la parte que correspondería a aquella barriga inmensa que era lo que más recordaba de él. Le llamó, pero al ir a abrazarlo el tío Luis se evaporó, como el humo de un cigarrillo.
Se sintió por primera vez desalentado, pero siguió flotando por esa ciudad, cuyas calles tan conocidas se confundían unas con otras en esa líquida transparencia actual. Volvió a la rutina habitual e invitó a otra mujer solitaria a compartir ese tiempo blando y como sumergido en el mar.
Un día se notó más ligero que de costumbre y supo que se aproximaba un cambio. Cerró los ojos y deseó con todas sus fuerzas morirse de una vez por todas.

Rosana Alonso
Los otros mundos. Ed. Talentura. 2012
http://ralon0.wordpress.com

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