1.095 – Vida diaria

 Abrió los ojos a las siete de la mañana y se le escapó un llanto. La madre lo calló con su seno y enseguida fue a prepararle el biberón. Se levantó, lo vistieron, aprendió a caminar y fue hasta la cocina a desayunar con su hermano menor. Tomó el café con leche y fue unos minutos a jugar, primero solo, luego con niños de su edad.
A media mañana empezó la escuela. Le costó un poco y la terminó justo para almorzar. Comió rápido, pidió permiso para levantarse de la mesa y fue corriendo al liceo.
Al rato, fumando y de la mano de su novia fue a pedir el pase a dirección. Cansado por no haber dormido siesta estuvo a punto de no entrar a la universidad. A las cuatro y media dio su examen más difícil y salió corriendo a la iglesia para casarse.
A las cinco, con la merienda se enteró que iba a ser padre y se alegró mucho al ver que había nacido bien. Se recibió a los pocos minutos, casi cuando conseguía trabajo y lo ascendían.
Hizo la casa grande para que vivieran bien con sus cuatro hijos. A las siete murió su padre y nació su segundo nieto. Siete y cinco se peló y siete y media lo jubilaron. Se sentó a cenar ayudado del bastón pero terminó la comida en la cama, ya postrado.
Murió a las diez.

Alejandro Bonnecarrere

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