Brevísimo drama ruso

luisavalenzuela Desde mi dacha en K. viajé a la lejana ciudad de L. en respuesta a un imperioso llamado anónimo. Allí quien me esperaba para darme una sorpresa era el idiota de N.
¡Plinseskaia! ¡Nashisdrovi! ¡No vale la pena recorrer en troica tantas vestas por la nieve para adelantar apenas un par de letras en el abecedario!

Luisa Valenzuela

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