Elementos de botánica

luisa-valenzuela2 En primera instancia eligió las más bella y dorada de las hojas del bosque; pero estaba seca y se le resquebrajó entre los dedos. Con la roja, también muy vistosa, le ocurrió lo contrario: resultó ser blandita y no conservó la forma. Una hoja notable por sus simétricas nervaduras le pareció transparente en exceso. Otras hojas elegidas acabaron siendo demasiado grandes, o demasiado pequeñas, o muy brillantes pero hirsutas, ásperas o pinchudas.
No debemos compadecer a Eva. Pionera en todo, fue la primera mujer en pronunciar la frase que habría de hacerse clásica por los siglos de los siglos: «¡No tengo nada que ponerme! »
Luisa Valenzuela

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