Los periódicos dijeron que todo fue por una deuda atrasada, pero no es verdad. La verdad es que iban ya por el quinto aguardiente cuando Jonás mencionó que había estado en Las Rozas y que a la vuelta lo había cogido el atasco en Moncloa. Matías dejó el vaso vacío sobre la barra, hizo un gesto a Virgilio para que lo rellenara y dijo con sorna que a quién se le ocurría venir por ahí.
-¿Y por dónde quieres que venga? -replicó Jonás, irritado.
-Pues por la carretera de Castilla, que pareces bobo.
-Bobo lo parecerá tu madre, perdona.
-O la tuya, no te jode.
-No me busques, Matías, que me encuentras. Matías cogió el vaso lleno y dio un sorbo.
-¡Tonto del culo! -exclamó, y escupió en el suelo. Jonás se fue del bar con el rostro enrojecido. Regresó enseguida, blandiendo la escopeta de caza. A partir de ahí, lo que cuentan los periódicos es cierto.