2.798 – Cambio climático

alejandra_d_o  Aquel año tuvo que llegar la primavera para que comenzara el invierno. La Mujer Dormida despertó. Las vacas ladraban y los perros trepaban por los árboles. La cosecha de conejos no fue buena y los rosales se tupieron de limones. Ese año los hombres se quedaron en casa. Las mujeres no parieron.
«Desde entonces, el pueblo no es el mismo», se lamentaba el abuelo, que tenía los años suficientes como para asegurar que antiguamente la primavera era primavera y el verano, verano.
La gente le llamaba chalao.

Alejandra Díaz-Ortiz
Cuentos Chinos. Trama Editorial – 2009

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