2.784 – El asaltante

jose_antonio_ayala  Regresaba a su casa algo tarde, en las primeras horas de la madrugada. La ciudad aparecía silenciosa y solitaria. Cerca de su domicilio se cruzó con aquel hombre, de no mala apariencia. Este, pareció de pronto escudriñar atentamente toda la calle a sus espaldas, se le acercó y le dijo casi en un susurro:
-¡Cuidado! Hay alguien que le sigue a usted. Y tiene mala catadura… Por favor, no vuelva el rostro.
El otro no supo qué decir, o mejor balbuceó algo atemorizado que esperaba llegar a su casa a salvo, ya que no estaba muy lejos de ella.
-Si está tan cerca le acompaño -se ofreció su interlocutor-, con dos personas no se atreverá a un asalto.
Así lo hicieron, y cuando llegaron a la casa del primero, éste, por una elemental cortesía, le invitó a subir a su casa y a tomar una copa.
Una vez en el piso, el visitante sacó una navaja de grandes dimensiones y conminó al propietario a entregarle el dinero y las joyas que tenía. Al despedirse exclamó:
-Lo siento, pero no me gusta robar en plena calle, donde siempre puede acudir alguien o alertar a los vecinos con algún grito.

José Antonio Ayala
Chispas (101 microcuentos). 2005

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