Ma Liang fue un legendario pintor chino cuya imitación del mundo era tan perfecta que podía transformarse en realidad con la pincelada final. Un Emperador le exigió que pintara el océano y en él se ahogó con toda su corte.
Para superar el arte de Ma Liang, occidente inventó la fotografía y después el cine, donde sobreviven los muertos repitiendo una y otra vez los mismos actos, como en cualquier otro infierno.