1.774 – Soledades

fernando-leon-de-aranoa02  Estaba tan solo que, para sentirse acompañado, iba a manifestaciones. Igual le daba que pidieran la paz que la guerra, el sí que el no, un supuesto que su contrario. Se dejaba apretujar por la multitud vociferante y, cogido de la mano de los otros, reconfortado, gritaba consignas que no comprendía, pero lloraba de contento.
Estaba tan sola que, para que alguien la tocara, iba al médico. Que la tomaba con suavidad del antebrazo para medir su tensión, y sostenía su mano anciana durante un minuto, que a ella se le antojaba eterno. Nunca la tuvo alta ni baja, pero el doctor repetía dos veces la toma, decía que para asegurarse de que todo iba bien. Y luego ella se iba, y todo iba bien.

Fernando León de Aranoa
Aquí yacen dragones. Seix Barral, Biblioteca Breve.2013

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