No es una sirena pero finge bien. No es difícil: en el fondo el pelo muy largo y los pechos desnudos son tanto más importantes que la cola de pez. Aparece de golpe delante de los veleros, de las lanchas, se exhibe con descaro. Aprovechando el desconcierto de los tripulantes, sus secuaces asaltan la embarcación. De ellos se dice que son tritones, pero cargan con tanques de oxígeno para disimular.
Ana María Shua
Cazadores de letras. Minificción reunida. Ed. Páginas de espuma, 2009