1.693 – Las ansias

pilar galan 65  No, hombre, no, no lo llame usted ansiedad. Si será igual, no se lo discuto, que usted sabe más que yo, al menos de medicina. Estamos de acuerdo en lo de las palpitaciones, que el corazón parece que se me sale por la boca y me entra el ansia, pero no la ansiedad, ¿ve usted? El ansia es como que se te cierra el estómago, y te entran ganas de vomitar, y eso no se cura con pastillas.
Tiene usted razón, no duermo, no como, estoy eléctrico y salto como si me hubieran dado una coz en mis partes, pero no es enfermedad, no. Yo he aprendido a controlarme, a reconocer que soy más de anticipar, prever, es la palabra que andaba buscando, en la punta de la lengua lo tenía. Hombre prevenido vale por dos, ya dice el refrán. Yo soy de preparar la mochila del niño antes, de comprar los libros en junio, en cuanto tuve la lista en la mano, de dejar a todas mis novias antes de que se les ocurriera a ellas hacer lo mismo. Las muy putas.
Va por épocas. Ahora, en septiembre, lo noto más, no sé por qué. Las tardes tan cortas, esa luz que da pena verla, la vuelta al trabajo, lo que hemos discutido mi mujer y yo estas vacaciones…
Violento no soy, algo, lo justo, no sé, lo normal, como eléctrico, un pronto que me sube por la nuca, ya le he dicho.
No sea usted porfión, que no me voy a tomar las pastillas. Me da coraje de no hacerle caso, pero yo sé que a la larga me va a ir mejor, así que me voy a ir a preparar la cartera del crío, que empieza mañana, y luego se echa el tiempo encima. Y la mujer no se crea que arrima el hombro, no, que lo tengo que organizar yo todo. También haré un poco de deporte, correr, algo así, uno dos, uno dos, que me ha puesto usted nervioso y no voy a pegar ojo y entonces sí que estaré como una moto a las ocho, cuando despierte al crío, y vea a mi mujer, la gorda de los cojones, haciendo ruido con las magdalenas, una tras otra empapadas en el café, una pasta vomitiva, grasienta, como ella, y tenga que salir a escape, siempre tarde, y según vaya llegando entre la mierda de los conductores novatos y los viejos que van a diez por hora, mientras aprieto fuerte, cada vez más fuerte, la mano de mi hijo, y noto el pulso acelerado y la vena de la frente a punto de reventar, al próximo que me pregunte por las vacaciones, o diga: otra vez aquí, parece mentira, o qué pronto ha pasado el verano, lo abro en canal allí mismo y le saco las putas tripas por la boca.

Pilar Galán

Paraíso posible. De la Luna libros. 2012

Foto: www.elperiodicoextremadura.com

2 comentarios en «1.693 – Las ansias»

  1. Buenísimo. Me he reído francamente y es harto difícil hoy en día.
    En realidad, lo malo es que creo que no es un ejemplar único, sino que de estos en las grandes ciudades hay muchos. O te acostumbras, si eso es posible.

    Gracias por compartir.

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