2.031 – El tornillo

alonso-Ibarrola2  Por la rotura de un tornillo, de un solo tornillo, un gran avión de pasajeros se precipitó en tierra con todos sus ocupantes. El hecho no tendría mayor importancia si no fuera porque mañana he de viajar en avión por motivos laborales. Puedo alegar que estoy enfermo, que tengo cáncer. «Aquí», le digo a mi jefe, señalando con el dedo índice los pulmones. Pero solamente consigo que me dé un consejo: «No fume tanto». Necesito tener la conciencia tranquila. Las luces del atardecer se filtran por los rosetones de la iglesia y una anciana espera una vez más que la Virgen se le aparezca sobre la hornacina de enfrente, justo donde el morado del vitral deja reposar su luz. El sacerdote me dice que todos estamos en manos de la Providencia, pero ignora los nombres de los encargados de revisar los tornillos de los aviones. ¿Tendrán la conciencia tranquila?
Desde el ventanal del aeropuerto observo una infinidad de aviones. Algunos son movidos por minúsculos «jeeps» y se bambolean con exceso. Un sudor frío invade mi frente. Una luz roja indica que debo tomar ya mi avión. Trato de llamar a mi familia para despedirme, quizá por última vez. Inútil. No funciona el aparato. Seguramente le faltará algún tornillo. Soy el último en ocupar el autobús que nos conducirá, a través de la pista, al avión. Soy el primero en descender apresuradamente, pero no me dirijo a las escalerillas, sino a las alas. Todos me observan extrañados. Trato de colgarme de una de ellas. Mis saltitos resultan ridículos. Ante la inutilidad del esfuerzo, golpeo el fuselaje, las chapas metálicas; compruebo las juntas, toco las cabezas de los tornillos. Mis compañeros de viaje se han detenido en las escalerillas y me observan. Dos empleados de la compañía tratan de alejarme del aparato. Primero con buenos modales, luego a la fuerza; me arrastran hacia la escalerilla y yo solamente les ruego que me dejen comprobar si el maletero situado en la panza cierra herméticamente.

Alonso Ibarrola
No se puede decir impunemente ‘Te quiero’ en Venecia.Visión Libros. 2010
http://www.alonsoibarrola.com/