Renacimiento extremeño

pilar galan5Ahora que obligaban a enseñar en las aulas el currículo extremeño, el joven y algo regionalista profesor se quedó mudo de admiración y asombro ante la extremeñidad de la respuesta. La leyó dos veces más y suspiró de gozo. Personajes famosos del Renacimiento: Galisteo, Galistei, extremeño de pura cepa, como su nombre indica.

Pilar Galán

Buenos propósitos

pilar galan6En todo caso, si después de haber sido uno te conviertes en otro, ya siempre seréis dos.
Juan José Millás

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El lunes dejó de fumar. El martes empezó el régimen. No tuvo mucho problema para apuntarse al gimnasio el jueves, después de haber ido a trabajar andando el miércoles. Empezó a sentir las agujetas el viernes por la tarde, mientras hacía cola para ver si su nombre aparecía en las listas de la escuela de idiomas. El sábado lo pasó en casa, malhumorado y roto, agotado después de la limpieza general que incluyó baños y trastero. A las once de la noche del domingo, mucho después del partido, con el enésimo cubata de Dyc cola en la mano y el cigarro en la boca, apurando la segunda ración de orejas con tomate, comentó a sus amigos, desde el desgarro y la sinceridad más profundos, hay que ver, cago en la hostia, qué largas se me han hecho estas dos semanas.

Pilar Galán

Tq 1webo

pilar galan5Había asumido más mal que bien que su chico (como se decía ahora, por muy ridículo que a ella le resultara) no iba a sorprenderla nunca con unos Louboutin, o unos Manolo Blahnik, recién salidos de Sexo en Nueva York o de Cosmopolitan, y había acabado por reconocer ante los gestos adustos de sus amigas, que su chico no iba a pagar jamás la cena, ni las copas, y que por muy bien que guisara, y por muy a gusto que se estuviera una en casa cenando de tupper, los placeres gastronómicos de comer fuera de casa estaban cada vez más lejos a no ser que ella asumiera todos los gastos. Y una noche de confesiones con sus compañeros de trabajo, hombres estables, casados hace mucho, con hijos, que le habían ido tirando los tejos año tras año con la costumbre sin esperanza de las cenas de empresa, terminó por aceptar que todos los viajes tendría que organizarlos ella, e incluso conducir, y hasta hacer las maletas si no quería encontrarse en Groenlandia con dos pareos y un bikini. Pero lo que terminó con su relación no fue nada de lo anterior, ni siquiera las miradas ni los gestos ni los comentarios despectivos de todo su círculo. Bien es cierto que ella no había esperado nunca de ninguno de los hombres que había conocido una declaración de amor en toda regla, y que dejaba para sus lecturas íntimas a Garcilaso y Quevedo, pero lo que no pudo soportar de ninguna manera fue ser despertada en mitad de la noche por un verso que parpadeaba en la pantalla del móvil, y que hubiera tenido su aquel, si ella lo hubiera entendido, o no hubiera tenido que ponerse las gafas de cerca para leer esa canción de amor desesperada que su chico le enviaba vete tú a saber desde qué garitos nemorosos, colinas plateadas, grises alcores o cárdenas roquedas, el silbo de los botellones sonorosos que centelleaba en el verso heptasílabo tq 1webo, tía, vocativo incluido.

Pilar Galán

Manual de ortografía

 pilar galan5   Cuando salgo de tu casa, la realidad empieza a conformarse. De nuevo, me digo, de nuevo habrá que empezar a edificar los días, desde abajo, desde justo ese punto del estómago donde nacen las náuseas. La luz de la mañana se derrama como polen de oro, tengo frío, me da miedo la vuelta a casa, los reproches, sentir su boca, saber que la mía sabe a tus palabras, querer gritar, llorar, vaciarme por dentro. Saber también que no puedo, saber que tienes razón, aunque me duela, que te blindas contra mí porque has puesto fecha de caducidad desde el principio, como si mi presencia en tu casa fuera un regalo inesperado, una ofrenda que alguien ha querido hacerte.
        Al compás de los días enhebro mi discurso, reparto con cuidado conjunciones, añado núcleos mentirosos, digo: tenemos que dejarlo, me haces daño, pero mi mano se empeña en escribir, acude, corre, dame besos, deja que mi cuerpo nazca para tus dedos, dibuja  otra vez interrogaciones, no preguntes.
    Salpico mi texto de cursivas, subrayo lo importante, distribuyo mayúsculas y negritas, razono, expongo mi tesis, intento ser sensata, construyo un texto argumentativo, te narro, dialogo, trato de describirte, me convierto en narrador omnisciente, me vuelvo personaje, escribo prólogos y epílogos, me muero por borrarte de mi índice.
    Con mi texto corregido, te llamo el día anterior como una niña, temblando de los pies a la cabeza, presintiendo como siempre que vuelvo a equivocarme. La pasión empieza en el segundo exacto en que empiezo a marcar tu número. No estás. La tarde se convierte en una sucesión de horas que deben llenarse hasta la noche, hasta que vuelvas y oigas mi mensaje, y yo sepa que sonríes ante mi voz temblona. O lo que es aún peor, esperar que contestes, sentir el alma en vilo, dormirse sin saber aún qué va a pasar mañana.

Pilar Galán

‘Lírica’ o ‘Sobre el nieto de Calderón de la Barca’

pilargalan3El joven profesor aguarda con paciencia a que el alumno desenrolle el papel que ha traído guardado en el bolsillo de atrás del pantalón. Lo estira, lo vuelve a enrollar. Se pasa nervioso la mano por el pelo. Manda callar con la autoridad de sus quince años.
El joven profesor abre la boca (no la cierra nunca este hombre) al escuchar los primeros versos.
 -Qué es la vida, un frenesí, qué es la vida…
Viene en su ayuda la ironía, aprendida en largas tardes de cartas en la facultad.
-Qué poema más antiguo, Juanjo.
 -No va a ser antiguo, si es de mi abuelo.
 Desde sus minúsculos quince años cinco siglos nos contemplan.
Pilar Galán

Crítica literaria

pilar_galan_2bPara mí que lo de las metáforas es un invento, de ellos, de los de siempre. Te lees un poema que no se entiende nada, que no sabes si están hablando de un perro o de lo triste que está el poeta, vengan torres, o rosas desnudas o tardes azules. Y te explican que es que está lleno de metáforas. Acabáramos. A ver si es que cuando uno no quiere que se le entienda habla en metáforas. Pues para metafórico el tonto de mi pueblo cuando masculla. Eso sí que es un no entender. Luego, carraspea, aclara la garganta y echa un gargajo como quiera. No he visto mejor poema en mi vida.

Pilar Galán

Literatura del salón en el ángulo oscuro

pilar_galan_2b Supo que tenía que dedicarse a otra cosa cuando tras comentar la rima de Bécquer, la clase entera se quedó en silencio.  
Había hablado del hipérbaton magnífico del comienzo, de las manos blancas, del ángulo oscuro del salón, del genio que duerme en el corazón de los hombres.
Ay, pensó, se habrán enterado de algo.
Una mano se levanto tímidamente desde el fondo. Ella abrió la boca suavemente, esperando la confirmación de su esperanza. Una voz como Lázaro dijo:
 -¿Qué es un arpa, señorita?
Lo gritaba aún cuando se la llevaron por el pasillo, los pelos del niño entre sus blancas manos.

Pilar Galán