-¡Maldito Alzheimer! –gritó el abuelo desesperado.
-¿No quieres que siga leyendo? -preguntó la nieta mientras pasaba de página. El viejo fijó la vista en una atractiva enfermera.
-Abuelo, deja de mirar a las chicas. Escucha la historia: «Entonces me salpicó con el polvo mágico de sus alas. Jamás creceré, Wendy. Nunca me haré mayor…».
Antes de acabar el párrafo, los ronquidos del anciano ya resonaban en el pasillo del geriátrico.
-Voy a casa con la abuela. Me llevo tu diario -susurró la niña. Cogió el libro y salió volando por la ventana.
Categoría: Manuel Sanchez Vicente
1.841 – El chat
-¿Ya te lo has quitado todo? -le preguntó a aquella extraña a través del chat.
-Solo me quedan las medias -tecleó ella, excitada.
-¡Quítatelas, rápido! -le ordenó, subrayando su exigencia con un golpe en la mesa, como si fuera el signo exclamativo al final de una frase.
-Lo siento, he oído algo, debe de ser la puerta de su despacho, adiós.
-No me dejes a medias -suplicó él.
La mujer abandonó el chat rápidamente. El hombre cerró su ordenador y salió enfurecido, aunque entró en el dormitorio de puntillas para no despertar a su mujer. Bajo las sábanas, la luz tenue de un monitor iluminaba el gotelé de las paredes.