En el avión

ana maria shua 12 Hace calor, estamos atados a nuestros asientos, no hay espacio para extender las piernas. Esperamos, contra toda lógica, que el avión levante vuelo, confiamos como niños en que la pesadísima construcción de acero correrá locamente por la pista hasta echarse a volar. Sólo los desconfiados, los intensos, los verdaderamente adultos somos capaces de ver la figura del enorme pájaro rock que toma el avión entre sus garras y nos eleva sobre las nubes de una manera tanto más razonable, más explicable, más sensata.

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Bestialismo

ana maria shua 7 Los humanos condenan el bestialismo, prueba fehaciente de que también lo practican. En relación con la epidemia de transmisión sexual que los diezma, africanos y estadounidenses se acusan mutuamente de sus relaciones con los monos o con los virus. La interacción de los americanos con los virus habría producido, incluso, modificaciones en la carga genética de estos últimos. Así como la mula es producto de la unión de un caballo con una burra, el VIH sería el producto híbrido (pero no estéril) del intercambio entre un científico y un virus.

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Dispersión

anamaria-shua El problema empieza cuando el virus, desdeñando las células, ataca la estructura molecular misma del organismo, cuyos átomos entran en un proceso de dispersión lento pero continuo como si fueran imanes que se repelen unos a otros.
El primer síntoma es un curioso y sumamente parejo aumento de volumen del paciente que no va acompañado por un aumento de peso. En efecto, su masa no varía aunque al cabo de varias semanas se lo note perceptiblemente más alto y más gordo. Pronto se nota que la persona comienza a atenuarse y los familiares cercanos se quejan de su falta de nitidez.
Si no se actúa a tiempo, la dispersión se acentúa hasta que las moléculas pierden cohesión. El enfermo ya no tiene apetito pero tampoco siente dolor. Antes de su completa desaparición queda reducido a una enorme mancha borrosa de cuya existencia es posible dudar, como si fuera una suerte de ilusión óptica.

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El hermano serpiente

ana maria shua 13 En su lecho de muerte, el padre le entrega un cofre. Adentro del cofre vive una serpiente.
-Esta serpiente -dice el moribundo- es tu hermano, fruto de mis amores con una mujer demonio. Lo confío a tu cuidado.
El hijo consagra su vida a la caza de ranas y ratones para alimentar a la serpiente, creyendo que su padre sufre en la Gehena el castigo de los lujuriosos o los magos, sin saber que se cuece, en realidad, en el círculo destinado a los bromistas.

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Espacio en el ropero

a_maria_shua Atribuye la renovada falta de lugar en el ropero (aunque regale la ropa, aunque la venda) a los groseros hábitos de ciertas prendas a las que no les importa, con tal de darse el gusto, terminar pariendo inmoderadamente esa minúscula ropita de bebé que comienza por llenar los intersticios de todos los cajones y crece y madura y se reproduce a su vez hasta que semejante orgía, descontrolada, constante, tan cerca de su cama termina por tentarlo, no puede hacer descendientes, se dice, para justificarse, del apareamiento entre especies tan diversas, lo hago sólo para conformarlas, se dice, para que no sigan entre ellas, lo hago sólo para tener más espacio en el ropero se dice, se miente.

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La mujer

anamaria-shua Un hombre sueña que ama a una mujer. La mujer huye. El hombre envía en su persecución los perros de su deseo. La mujer cruza un puente sobre un río, atraviesa un muro, se eleva sobre una montaña. Los perros atraviesan el río a nado, saltan el muro y al pie de la montaña se detienen jadeando. El hombre sabe, en su sueño, que jamás en su sueño podrá alcanzarla. Cuando despierta, la mujer está a su lado y el hombre descubre, decepcionado, que ya es suya.

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El pájaro azul

a_maria_shua Un hombre persigue al Pájaro de la Felicidad durante meses y años, a través de nueve montañas y nueve ríos, venciendo endriagos y tentaciones, tolerando llagas y desdichas. Antepone la búsqueda del Pájaro a toda otra ambición, necesidad o deseo. El tiempo pasa y pesa sobre sus hombros pero el también el Pájaro envejece, sus plumas se decoloran y ralean. Lo atrapa en un día frío, desgraciado. El hombre es anciano y está hambriento. El pájaro está ?aco pero es carne. Le arranca sus plumas todavía azules con cuidado, lo espeta en el asador y se lo come. Se siente satisfecho, brevemente feliz.

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Para dormir…

ana maria shua 13 Para dormir cómoda, me despojo de todo lo superfluo. Sentada en el borde de la cama me quito lentamente la ropa. Dejo caer los brazos, que se estiran sobre la alfombra como gruesas serpientes. Con un movimiento brusco me desprendo de las piernas y sacudiendo la cabeza hago volar mis facciones (ojos, boca, nariz) por todos los rincones de la habitación. Y continúo, hasta que no queda entre las sábanas más que mi sexo, que de todas maneras nunca duerme.

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