2.148 – Volver, con la frente marchita…

pilar galan5  Así he vivido yo,con una vaga prudencia de caballo de cartón en el baño,sabiendo que jamás me he equivocado en nada,sino en las cosas que yo más quería.
L. Rosales

A la hora en que abren las panaderías, se apagan los neones y se encienden los árboles, con las últimas luces de la madrugada, espantas los fantasmas del pasillo.
No has querido mirarte en el espejo del coche, ni en el del ascensor, ni contemplar siquiera tu reflejo en el mármol ajado del portal, por si acaso cualquiera de ellos te devuelve una imagen exacta de tu ausencia. Sin alzar los ojos, te lavas la cara, te quitas la poca pintura que te queda, sin respirar casi, no vaya a ser que de nuevo, te invadan los olores conocidos.
Porque hueles a él, por qué ocultarlo, a sus manos fuertes, al tabaco que fuma, a su colonia de hombre. Por más que frotes, hay un olor que no puede abandonarte: la herida del deseo insatisfecho.
Él duerme, como siempre, o como siempre también, se hace el dormido.
Te cuelas en tu lado de la cama, tu almohada, el hueco de tu cuerpo, tu mesilla de noche, tus pendientes, los nombres de las cosas conocidas.
Te gustaría despertarlo, comértelo a besos, como antes, abrir tu piel para sus manos amigas. Llorar como un niño que ha hecho travesuras, pedir perdón, que te lo concediera.
Bendita sea tu pureza, y eternamente lo sea, la muda blanca, los baños de los viernes, preguntarle a papá cuándo falló todo, que mamá pasara sus manos por tu pelo.
Pero tienes cuarenta años, un piso a medias, un trabajo, un marido, dos hijos, un híper a la vuelta de la esquina, algún amigo, un amante.
Y un hueco en el estómago que se parece al hambre.
Y dolor al tragar como si tuvieras sed.
Solo que no hay nada en este mundo que calme tu deseo insatisfecho, mientras el reloj se empeña en recordarte que llegará mañana, y aún no estás dormida.

Pilar Galán
Tecleo en vano. Ed. De la Luna libros. Marzo 2014

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