De noche, acostada en mi cama, poco antes de entrar dulcemente en el sueño, me gusta escuchar las sirenas de los grandes barcos deslizándose por el mar, saludándose entre ellos o anunciando su entrada a puerto, como sereno lenguaje de entrecruzadas luces y sonidos a través de la oscuridad. Lenguaje cuyos códigos desconozco, pero cuya melodía llena mi ánimo de paz. Conocer que la ciudad donde vivo nunca tuvo mar, no disminuye un ápice cuanto siento.
Un comentario en «1.516 – Canción de cuna»
Deja un comentario
Disculpa, debes iniciar sesión para escribir un comentario.
Muy sensorial. He notado y oído las sirenas de los grandes barcos. El final ha sido un gran giro. Felicidades a Julia y a ti Carlos por compartírnoslo.