Con esa exactitud tan característica de la ciencia, así amanecía en mi pueblo. El sol dibujaba una circunferencia perfecta de tonalidades púrpuras. Hasta que, un lunes, el cielo clareó de un color inédito, un verde esmeralda que pronto fue jade. Después un melón gigante emergió detrás del horizonte. Desde la plaza observábamos las bandadas de pájaros picotear el nuevo astro rey. Luego llegó la oscuridad. Había cierta preocupación pero al día siguiente el alba despuntó de color salmón –coral, decían los más atrevidos-. Los vecinos hacían apuestas. Entonces apareció la zanahoria tiñéndolo todo de naranja. Recuerdo ese día porque, con tanto alboroto, llegamos tarde a la escuela.
Un comentario en «1.401 – Recuerdos de juventud»
Deja un comentario
Disculpa, debes iniciar sesión para escribir un comentario.
Maravilloso cuento de iniciación, perder la inocencia de esa forma tenía que estar patentado y debería ser obligatorio en las escuelas. Excelente finalista en ReC. He pasado varios días sin poder acceder a la página. Ahora sí. El comentario es obligatorio como micros tan buenos como éste. Una brazo Xavier.