Tenés pajaritos en la cabeza, le decían. Algunas veces los pájaros bajaban hasta su pecho y aunque no eran visibles, le dejaban una suavidad de plumas en el alma.
Cristina Villanueva
Tenés pajaritos en la cabeza, le decían. Algunas veces los pájaros bajaban hasta su pecho y aunque no eran visibles, le dejaban una suavidad de plumas en el alma.