Cuando fue pez, se asustaba de los fondos abisales. Cuando fue ardilla, añoraba las olas y no quiso adivinar la altura de los árboles. Como ave le disgustó el viento en las alas y su nostalgia fue la del topo. Nadie lo echó en falta cuando fue un fósil recubierto de ámbar.
5 comentarios en «908 – El incomprendido»
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Magnífico micro, felicidades a la autora.
🙂
Fantástico en todos los sentidos. Enhorabuena.
Muy bueno!
Maravilloso. Felicidades