Las plumas extendidas y el cuerpo escamado sobre el mineral grababan la piedra con todo lujo de detalles. Tras largos años de observación y análisis del mosaico prehistórico hubo por fin quórum en el laboratorio. La especie era, sin lugar a dudas, un reptil en proceso evolutivo hacia ave. Así lo aseveraba el eminente paleontólogo, a sus colegas venidos de las más prestigiosas universidades del mundo para escuchar su tesis.Dentición perfecta, abdomen de rasgos reptilianos y todo un sinfín de datos científicos impresos en varios volúmenes lo confirmaban, el ejemplar era un archaeopteryx.
En el cielo siguen homenajeando a aquel famoso arcángel que venció a la serpiente del mal y sorprendido por un diluvio nunca regresó con su trofeo.
Alejandro Gelaz