Palabras

palabras He salido a la calle y, asomado tras una esquina, la palabra “deseo” me ha hecho señas para que la siguiera. La he obedecido. A medida que avanzábamos entre el gentío, la he visto penetrar y apoderarse sucesivamente del cuerpo de varias mujeres. ella entraba en cada uno de esos cuerpos y, al hacerlo, la piel de esas criaturas adquiría repentinamente una cualidad especial, entre luminosa y carnal. Durante el paseo, he deseado a toda clase de mujeres, algunas de las cuales eran notablemente feas y viejas. Luego, me he detenido en un escaparate y de repente he sentido que un cuerpo extraño me penetraba y que mi piel adquiría un tono especial, entre carnal y luminoso. Me he vuelto y he visto a una hermosa mujer mirándome con concupiscencia. Ella he echado a andar hacia mí, y yo la he aguardado jubiloso. Entonces, un joven hermoso y atlético se ha interpuesto entre nosotros y yo me he desinflado a la vez que he visto refulgir la piel del muchacho. La mujer se ha detenido junto a él, le ha susurrado algo en el oído y los dos juntos han partido envueltos en un aura de lujuria. Después, he buscado en torno, pero todas las palabras que he visto eran banales y ruidosas.

Juan Ignacio Iglesias

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