Nasrudín tenía dos mujeres y una vez se le acercaron las dos para preguntarle a quién quería más. Nasrudín quería contentar a ambas y no ofender a ninguna, por lo que le dijo rotundamente que quería mucho a las dos; pero las mujeres no quedaron contentas y le repitieron la pregunta.
Al final, la más joven dijo: «Supón que estamos las dos en un barco y éste vuelca. ¿A cuál intentarías salvar?».
Nasrudín no veía cómo salir airoso de este dilema, por lo que se dirigió a la mayor diciéndole: «¡Supongo que sabes nadar!».
Cuentos de Nasrudín