Higiene Bucal

juan ramon santosMi mujer, aplicando esa táctica tan femenina del asedio cotidiano y aprovechando las más inesperadas circunstancias, insiste en que mejore mis hábitos de aseo personal usando hilo dental, como procedimiento óptimo para alcanzar la excelencia en lo que a limpieza bucal se refiere, e imagino que diez de cada diez dentistas también me lo recomendarían. Supongo además que tanto ella como todos ellos me podrían aconsejar remedios sumamente eficaces para poner en orden esta anárquica dentadura mía, irregular, desalineada, en la que cada pieza, como consecuencia de una desaconsejable costumbre infantil de enredarme en las encías, está colocada a un poco a su aire, pero no puedo evitar resistirme a unas y otras sugerencias al pensar, de aquí a unos años, en mi monda y lironda calavera y en el evidente indicio de muerte a destiempo que supondrían esos brillantes, ordenados y blanquísimos dientes que -si utilizase hilo dental y si me sometiese a uno de esos precisos y minuciosos trabajos de ortodoncia- bien podría lucir y que, sin duda, harían a cualquiera que me descubriese en semejante estado exclamar, Pobre hombre, con la dentadura que le quedaba por delante.

Juan Ramón Santos

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