El mundo está lleno de tipos así. Usa el pelo largo y canoso como un hippy viejo o un linyera. No tiene familia. Le faltan dientes. Si Jesús hubiera llegado soltero a los cincuenta, se parecería a él. De vez en cuando los muchachos le pagan un vino para escucharlo hablar en arameo. El problema es el barrio, la solidaridad de esquina. El día de Nochebuena se esconde para evitar que le festejen el cumpleaños en vez de crucificarlo decentemente, como a otros más afortunados.
Ana María Shua
Ciempiés. Los microrelatos de Quimera. Ed. Montesinos. 2005