Hay que reconocer que tengo un aspecto elegante. Sin llegar a ser tan apuesto como el secretario de su Santidad, se nota de lejos que soy de una distinguida familia romana de toda la vida. Soy alto y delgado y tengo el pelo rubio pajizo y los ojos de un azul muy claro.El primer cometido que me han encomendado como empleado vaticano ha sido una tarea humilde pero delicada. A las puertas de la basílica debo señalar a aquellas personas que no llevan la ropa adecuada que no pueden entrar de esa guisa. Me he de fijar en el largo de los pantalones o en si las camisetas son o no de tirantes. En el caso de que se trate de una mujer le ofrezco un chal para que su atuendo resulte decoroso en el interior del templo. A veces en ese intercambio y mientras la chica, pues se suele tratar de mujeres jóvenes, se envuelve en el chal me premia con una sonrisa en la que hay una ligera provocación. De todas maneras lo más difícil es calibrar si el escote que lucen es aceptable o no. En ocasiones no lo es pues los pechos se exhiben blancos y tersos como de alabastro. Una rápida mirada me basta para ordenar con un gesto imperioso a su dueña que se cubra su escote , mientras le doy el chal casi sin mirarla. Lo mismo sucede cuando se desbordan apretujados desde una camiseta dos tallas más pequeña de la apropiada. Que yo creo que el verbo apechugar debe venir de ahí, o de su antecedente más directo, los escotes de balconcillo que glosaba Voltaire. Pero otras veces, las cuestión es más sutil, pues he de deslizar mi vista sobre un canal suave que acaba ocultándose bajo la blusa. Esa decisión siempre me trae problemas, la incomodidad inicial de las señoras o el que un superior pueda enmendarme la plana después si divisa a una dama de atuendo indecoroso dentro de la basílica. Mis compañeros para burlarse de mi me han puesto de mote lo scolatone* en alusión al Braghettone, el pintor que cubrió el impudor de las figuras de Miguel Ángel en la Capilla Sixtina. En realidad, ese mote sólo indica la envidia que me tienen mis compañeros heterosexuales.
(*Scolatone: De socolatura= escote)
Carmen Huici