Tetis vio el día despejado y salió de casa con su hijo Aquiles en brazos. Cuando caminaba en dirección al río se encontró con una vecina que también había parido hacía unos días. Le explicó el motivo de su visita al río Estigia y la señora se animó a ir con ella. Tetis introdujo a Aquiles en las aguas del Estigia y lo sujetó por el talón. La segunda señora hizo lo propio pero el hijo se le escabulló de las manos y, durante unos segundos, quedó totalmente sumergido bajo las aguas. Sólo su ferviente decisión de madre desesperada pudo rescatar al bebé de una muerte segura.
Todos conocen el final de Aquiles pero nadie sabe a qué se dedicó el hijo de aquella señora, éste sí, absolutamente invencible.