En pos de la simplicidad

Rosalba1cambraA los correctores de estilo de las editoriales

Esta historia no me pertenece. Tampoco puedo decir que como me la contaron  yo la cuento, porque para menor afán de los personajes he ido cambiando  varias cosas. Así, en mi versión, a la hija recién nacida de la nueva  favorita no la roba una concubina despechada y la abandona en un bosque; ni  los campesinos que la encuentran la venden a un carbonero; ni la mujer del  carbonero, celosa, la cede gratis a uno de los ínfimos burdeles que rodean  la ciudad; ni la toman prisionera los piratas cuando por fin ha conseguido  escapar; ni el ilusionista que la rescata la usa para probar sus trucos más  peligrosos; ni el príncipe heredero que se enamora de ella al verla en un  espectáculo en palacio es asesinado cuando, después de haberle ofrecido  matrimonio, está regresando a sus habitaciones sin la protección de los  guardias; ni ella, de pie bajo la luz de la luna junto al estanque de los  lotos empieza a desvestirse para poner fin a sus desdichas ahogándose; ni se  oye el grito de la que un tiempo fuera nueva favorita y es ahora emperatriz,  que acaba de enterarse del asesinato de su hijo y que, asomándose a la  ventana del pabellón especialmente construido para admirar la magnificencia  de los lotos en flor, reconoce el lunar en forma de mariposa de aquella hija  raptada hace tantos años en la  piel blanquísima de la espalda de la  desconocida que va entrando en el agua.

Rosalba Campra

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