2.292 – El detective

alonso-Ibarrola2  La mujer, vestida con elegancia, subió, un tanto indecisa, las escaleras que conducían a la modesta, en apariencia, «Agencia de Detectives». Le atendió un señor grueso, de traje arrugado y con manchas, que le pidió por adelantado cierta cantidad de dinero «para atender a los gastos que provocaría la vigilancia de su marido». La mujer extendió un cheque. Sospechaba que su marido se veía los domingos con una antigua doncella de su casa, que se había visto obligada a despedir al sorprender a ambos abrazados en el cuarto de baño. Aguardó con ansiedad varios días y nuevamente se presentó en la Agencia, donde el detective, desolado, le informó que la investigación no había sido posible llevarla a cabo, dado que su marido utilizaba un coche de gran potencia y el suyo era un utilitario. «Esto no es América, señora», terminó diciendo.

Alonso Ibarrola
No se puede decir impunemente ‘Te quiero’ en Venecia.Visión Libros. 2010
http://www.alonsoibarrola.com/

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