1.988 – A buenas horas.

2003 Sundance Film Festival - "Mondays in the Sun" - Portraits  Después de sesenta años de matrimonio le cambiaron a su mujer. Por una mucho más joven y bella, de pómulos marcados y desafiantes pechos bajo la ligera camisa de seda negra.
Anselmo pensó que la luz cenital de la cabina siete del tanatorio municipal favorecía a aquella señorita que, como por arte de magia, había aparecido rodeada de flores al levantarse la persiana, al otro lado de la mampara de metacrilato.
Y al instante se dio cuenta de que habían estado hechos el uno para el otro. Sonriente pese a las circunstancias, se adivinaba en ella a una persona bondadosa, amable; una de esas mujeres que pueden hacer de la vida un lugar.
Lejos de molestarse o reclamar, Anselmo rompió a llorar al verla. Como si no se hubiera dado cuenta del error, o quizá porque se había dado cuenta.
A buenas horas, alcanzó a decir en voz baja.
Y siguió llorando buena parte de la noche, desconsolado por lo que la vida, prestidigitadora cruel, le mostraba fugazmente para después negárselo: un recuerdo equivocado, un deseo concedido a otro.
Uno de esos goles fuera de tiempo, que suceden cuando ya te has ido del estadio.

Fernando León de Aranoa
Aquí yacen dragones. Seix Barral, Biblioteca Breve.2013

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