1.851 – El festejo de viejas comadres

dia_muertos_02  Fue en aquel viaje de regreso a San Luis Potosí durante la celebración del Día de los Muertos que pude al fin reencontrarme con mis viejas comadres después de cuarenta años. Me vinieron las cuates toditas cadavéricas a buscarme al aeropuerto arrastrando un aire festivo que contagiaba a todo el mundo. Y yo, sintiéndome partícipe de la fiesta, me dejé llevar así nomás, sin máscara ni nada.
-Señorita ¿Me da mi calaverita?-Nos decían los chamacos a nuestro paso reclamando sus golosinas.
En verdad las calles eran un bullicio de procesiones, gentes enmascaradas, como ríos de difuntos que daban a parar al santuario: El camposanto, invadido por una algarabía a la que ya no estaba acostumbrada. Y esquivando familias creí ver la tumba de mi mamacita y quise pararme, pero las comadres me llevaban decididas a un lugar concreto con sus cestos repletos de quesadillas, que me encantan, y panes dulces de muerto. Entonces, frente a tres tumbas solitarias donde nadie festejaba, soltaron los cestos y prendieron llama a los cirios que las rodeaban. Vi sus nombres: Asunción, Guadalupe y Eulalia… Se sentaron ante mí con sus máscaras, comimos, bebimos y celebramos que yo sí huí evitando así mi matanza.

Ana Tomás García
http://estanochetecuento.com/el-festejo-de-viejas-comadres/

Ilustración: http://www.diariocultura.mx/2012/11/dia-de-muertos-en-nuevo-leon/

Un comentario en «1.851 – El festejo de viejas comadres»

  1. Muchísimas gracias Carlos, he llegado a tu blog por casualidad y me encuentro entre esa magnífica selección de cuentos que haces cada día ¡qué sorpresa tan bonita! Enhorabuena por el blog y, por supuesto, quiero recibir un cuento al día en mi correo. Un abrazo.

Deja un comentario