1.793 – El deseo

antonio serrano cueto  Imagino que a usted le gustaría entrar en el establecimiento, curiosear por los expositores, tocar esa mercancía tan provocadora, conversar con la joven rubia que le está invitando a pasar desde el fondo y que, cada vez que alza la mano, deja al descubierto un dragón azul ovillado en torno a su minúsculo ombligo. Imagino que no es la primera vez que sucede, porque usted parece uno de esos tipos que viven en una encrucijada constante, dubitativo en la antesala de las dos puertas en litigio: la del deseo y la de la renuncia. Imagino que buena parte de su vida ha consistido en ignorar los arrebatos de la química por obedecer sumiso las leyes estables de la física. Imagino que no habría sido distinto si hoy se hubiese usted escapado del grupo, tomado el metro hasta Blanche y caminado solo por el bulevar de Clichy, porque, en lo tocante al deseo, no hay testigo más incómodo que uno mismo. En fin, imagino que la señora que le tira con fuerza del brazo para conjurar sus malos pensamientos ante el escaparate del Musée de l’Érotisme es su querida esposa, la misma que un día le confesó que no quería morirse sin haber visto París.

Antonio Serrano Cueto
http://nalocos.blogspot.com.es/2013/04/antonio-serrano-cueto.html

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