Asuntos delicados de la selva

alberto-barrera1-237x300Un leopardo homosexual puede sufrir mucho. Si decide pintarse los colmillos con las hojas de un rábano, los cachorros lo miran sospechosamente. Si prueba estirarse como una garza, los mayores se burlan con descaro. Si observa durante horas el cuerpo de un amigo (sus músculos tensos, su cabello, su sexo como aceitunas jóvenes), toda la manada lo desprecia.
Un leopardo homosexual (en general) se mortifica. Está siempre al acecho y (en particular) encuentra amantes debajo de los ríos, abrazos rápidos detrás de las sombras de la madrugada.
De tanto andar en estas guerras, algunos leopardos homosexuales terminan por creer que ellos son los únicos que sufren.

Alberto Barrera Tyszha

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