1.687 – Un desembarco

alonso-Ibarrola32  Se aproximaron a la costa unos grandes buques de guerra y durante siete días estuvieron disparando enormes proyectiles que fueron a estallar junto a la orilla. A continuación, hicieron su irrupción rápidas lanchas anfibias, que abrían sus compuertas y vomitaban centenares de soldados armados hasta los dientes. Las bombas no cesaban de estallar junto a la orilla. Un oficial con muchos galones y un pequeño revólver, gritaba a los buques: «iIdiotas, más allá!». Pero los buques de guerra seguían disparando imperturbablemente contra la orilla. Los soldados caían como moscas. Otro oficial dijo: «¡Al ataque!», pero en el momento de echar a andar, se aturdió, tropezó y cayó al suelo. El resto de los soldados que le seguían, indecisos, se echaron asimismo al suelo. Uno comenzó a llamar a su madre. Otro gritó «¡traición!», al ver que su compañero caía muerto con un tiro en la espalda e increpó duramente a otro por su descuido. Al final todos se retiraron en desorden, exclamando: «¡Volveremos!». Mientras, en el buque-insignia, el almirante, consultando detenidamente los mapas, exclamó sencilla y llanamente:
– Nos hemos equivocado de orilla. Es la de enfrente…
Y con voz un tanto enérgica, gritó: – ¡Adelaaaaaaaaaaaaaaante…!
El dedo índice de su mano derecha señalaba un punto imaginario en el horizonte sin fin del Océano.

Alonso Ibarrola
No se puede decir impunemente ‘Te quiero’ en Venecia.Visión Libros. 2010
http://www.alonsoibarrola.com/

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