Siete minutos después de su desaparición encontraron a Nicolai en el sofá del salón de su casa, de donde, por otra parte, no se había movido.
Categoría: Enrique Rius Peña
3.472 – Fugaces
No tenía ningún deseo que pedir y sí mucho frío: a tomar por culo las perseidas.
Enrique Rius Peña
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3.423 – Quijano
Recuperando la lucidez, minutos antes de expirar, dijo claramente: Meteos vuestros molinos en los huevos.
Enrique Rius Peña
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3.366 – Alea
J.C. dudó. El agua del Rubicón estaba tremendamente fría.
Enrique Rius Peña
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3.296 – Pesadilla
Sobre su recurrente sueño siempre flotaba la angustia de despertarse.
Enrique Rius Peña
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3.240 – Minas
Todos los padres están razonablemente seguros de que el pequeño campo de fútbol en las afueras de Menongue se encuentra limpio de minas.
Enrique Rius Peña
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3.226 – Carrera
Ligeramente rezagada la de alegría, dos lágrimas recorrían su cara en reñida competencia. Delante del espejo esperaba el resultado con el bote de somníferos en la mano.
Enrique Rius Peña
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3.199 – Telaraña
La araña era tan perfeccionista que mataba a sus víctimas no tanto por apetito, como por atentar contra su obra: “Hijos de puta”.